Desde las Cocinas, con amor.

Desde su origen en el antiguo Patronato (PMEIG), las cocinas de las Escuelas forman parte del Proyecto Educativo de edades de 0 a 6 años. 

Más allá de nuestra labor de proveer una alimentación con las garantías de calidad, el desarrollo de esta actividad en el mismo centro es uno de los incentivos que también animan a las familias a elegir nuestras Escuelas. Las cocinas son un lugar cercano e integrado en su devenir y así lo perciben las familias desde el primer día.

Pero nuestra implicación va más allá, ya que los cocineros y cocineras participamos en todo tipo de propuestas en el día a día, como por ejemplo en reuniones de Equipo junto al personal docente, transmitir información puntual por incidencias, implicación conjunta de todo el Centro en desarrollar estrategias para la adaptación de la ingesta de alimentos… 

Respecto a nuestra especial relación con los niños y niñas, una de las propuestas integradas en su rutina diaria son las elaboraciones de las comandas, que consiste en hacer un recuento de las criaturas que han asistido, así como de las dietas que puedan surgir por alguna intolerancia o malestar. 

Toda esa información necesaria para el día es recopilada por los propios niños y niñas en cada grupo, que después llevan a la cocina. Esta experiencia se lleva a cabo en el último curso en 5-6 años, donde la relación es más estrecha y confiada, pero los lazos vienen formándose desde pequeños. 

Nos emociona ver sus caras y algarabía cuando entramos en los grupos para dejar la comida del día, pues todos sabemos que por la barriguita se ganan los corazones. 

Sigue creciendo la relación en todos los encuentros y momentos cotidianos, desde la entrada a la escuela, donde lo primero que quieren ver es el menú que se presenta en el panel, que conlleva a un “buenos días entusiasta”. 

Otro momento es cuando vienen a recoger la fruta y el pan de la media mañana, donde el equipo encargado cobra todo el protagonismo, así como cuando colaboran en la retirada y entrega de platos en la cocina después de la comida o recogen el carro con el menaje para llevárselo al grupo.

Existen mil motivos y excusas para presentarse a por cualquier cosa en la cocina, ya sea a por hojas de morera para gusanos de seda, pedir un barreño y preparar una masa… en definitiva, siempre están dispuestas y dispuestos a venir a vernos y colaborar.

A lo largo del Curso se organizan talleres en los que participan los niños y niñas con sus familias preparando variados dulces, galletas, cuajadas de Carnaval… que se compartirán en las fiestas.

Por todo esto creemos que las cocinas de las escuelas dejan una gran huella en las familias y un recuerdo para siempre, pues, tras años de experiencia, muchas de las visitas posteriores nos recalcan el buen sabor de boca que les dejó su paso por la Escuela.

Todos y todas las que participamos en este gran proyecto nos sentimos muy afortunados de formar parte de él.

Me gustaría hacer una mención especial a mi compañero, ya jubilado, Manolo Fajardo con el que inicié esta andadura y me enseñó con su ejemplo y cariño a disfrutar de mi trabajo que al final repercute en las criaturas que acuden a las Escuelas Infantiles Municipales.

Son más los compañeros que también se han jubilado y han participado en este proyecto que tanto valoramos: Maruja De La Fuente, in memoriam, Antonio Rejón, Paco Martín, Irene Santiago, Rafael Rodríguez, Flora Reyes y Paco Moraga. Todos y todas dejaron una huella importante las Escuelas.

Igualmente este escrito representa a los y las compañeras que están actualmente en las diferentes cocinas de las Escuelas: Nacho Marín, Migue Valero, Javi Láñez, Oscar González, Inmaculada Moya, Pablo Valero, Teresa Barrilado y yo, Ángel Pepper que he querido transmitir, como indica el título, todo el cariño que implica nuestra tarea. 

Ángel Pepper, cocinero en la E.I.M. Duende