Granada, una ciudad para jugar

La comunidad educativa de las Escuelas Infantiles Municipales conmemoró el Día Internacional de los Derechos de la Infancia reivindicando los espacios públicos como lugares de juego para los niños y niñas.

El pasado 20 de noviembre se conmemoró la aprobación en 1989 de la Convención de los Derechos del Niño por parte de Naciones Unidas, acuerdo internacional que ha supuesto un hito en la concepción de la infancia y la defensa de sus derechos. Para todas las personas que conformamos la Plataforma Sí06 Granada, ha sido un día para expresar nuestro reconocimiento a la importancia de la protección de la infancia y de las primeras edades. Un día para recordar y velar especialmente por el respeto y cumplimiento de los acuerdos que explícitamente se definen en dicha carta. Un día para celebrar los derechos de la infancia y tomar conciencia de que el respeto de estos derechos es responsabilidad de quienes trabajamos con la infancia, las familias, la sociedad en general y de forma especial, de las instituciones y administraciones responsables.

La comunidad educativa de las cuatro escuelas infantiles municipales, Arlequín, Belén, Duende y Luna, se unió alrededor del proyecto común “Granada, una ciudad para jugar”, para reivindicar el derecho de los niños y niñas “al descanso y el esparcimiento, al juego y a las actividades recreativas propias de su edad y a participar libremente en la vida cultural y en las artes” (recogido en el artículo 31 de la Convención).  

En las escuelas de la Fundación Pública Local Granada Educa, que atienden a criaturas entre los 4 meses y los seis años, todas las acciones educativas son planificadas y tienen una fase de preparación, una de ejecución y una de valoración. Durante la preparación de las acciones relacionadas con el 20 de Noviembre, los niños y niñas trasladaron sus pensamientos, inquietudes y experiencias relacionados con la ciudad. 

A las preguntas de “¿porqué os gusta jugar en la calle?”, se recogieron respuestas como «en la calle hay más espacio» o «si jugamos en la calle, vemos el cielo». Cuando se les preguntaba qué necesitaban que cambiase en su barrio, alguien dijo, “queremos más fuentes y flores”, otra voz comentó «me dan miedo las cosas de la calle que van a mucha velocidad”, y otra afirmó con vehemencia que “no me gusta que haya cacas de perros en el suelo”.

De su imaginario se desprende la idea de una ciudad abierta, limpia y segura, donde la voz está por encima del ruido de los motores y donde pasear es un acto de disfrute y descubrimiento.
En el contexto de su barrio, la infancia de las escuelas, acompañada de sus maestras y de algunas familias, disfrutó de una jornada de juegos en las calles y plazas.

En Casería de Montijo, las calles y plazas se llenaron de risas y voces infantiles. La propuesta de acción de EIM Luna, se compartió con la Asociación de Vecinos y ellos a su vez invitaron al colegio Santa Cristina, lo que convirtió la acción en una oportunidad de encuentro e intercambio entre niños y niñas, profesionales de la educación y vecinos del barrio. La Plaza Roja se llenó de niñas y niños que jugaban a la comba, con aros, a la rayuela, y que disfrutaron de su rica y sana merienda bajo el sol de otoño. Los alumnos y alumnas del módulo de TSEI de infantil del colegio Santa Cristina, aprovecharon la oportunidad para colaborar en la acción.

Los grupos de niños y niñas de 4 y 5 años de EIM Duende, se mezclaron con los vecinos y vecinas, con los comercios, con los espacios culturales y con el arte de su maravilloso entorno, el Realejo y el Barranco del Abogao.  Expresaron su idea firme y sincera de una ciudad para jugar a la Concejala de Educación del Ayuntamiento de Granada, Encarnación González, y a la Gerente de la Fundación Pública Local Granada Educa, Virginia Ortiz. En la Cuesta de los Molinos, hicieron entrega de una carta dirigida a la Alcaldesa, Maria Francisca Carazo, y una libreta, para que conozcan las inquietudes de los niños y niñas y tomen nota de todas las cosas importantes. 

En EIM Belén, los niños y niñas de edades comprendidas entre uno y cinco años salieron a su querida Calle Yerma, calle con la que linda la escuela. Los más pequeños caminaron asombrados, expectantes ante la nueva experiencia. Un operario arreglaba el parque, y el hilo de agua que caía de su manguera era una excusa perfecta para mirar, observar y preguntar. Un grupo de niños y niñas entre 2 y 3 años, cantó canciones de regazo junto a su maestra. Losgrupos de 3-6 estaban deseando salir a “su calle de fuera” y una vez allí jugaron, cantaron e investigaron todos los detalles que les regala el barrio, desde las paredes al suelo. Mientras, las vecinas de más edad sonreían  como si el día ya les hubiese hecho un regalo por el simple hecho de ver a la infancia en la calle. 

En el Albaicín, las plazas de San Bartolomé, San Nicolás y San Miguel Bajo, al igual que el parque que rodea la Muralla de la Alberzana, recibieron la visita de los niños y niñas de la EIM Arlequín. Las calles, las puertas de la muralla, el empedrado, los aljibes patrimonio de la humanidad, se convirtieron en lugares donde se desarrollaron juegos tradicionales “de los de siempre”. A estos juegos se sumaban espontáneamente las personas que por allí paseaban, devolviendo a las plazas, habitualmente llenas de turistas, la voz de la infancia que reclama sus calles como lugar en el que jugar seguros.

Esperamos que escuchar el lenguaje de la infancia en las calles, su juego, no sea un acto puntual y reivindicativo si no un acto cotidiano, síntoma de una ciudad sana que comprende a los niños y niñas como ciudadanos/as de pleno derecho.

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