ISABEL DE BRUGADA SAURAS (Dpto. Psicología Experimental), SOLEDAD DE LEMUS MARTÍN (Dpto. de Psicología Social), MARÍA PURIFICACIÓN PÉREZ GARCÍA (Dpto. de Didáctica y Organización Escolar), ENRIQUE RAYA LOZANO (Dpto. de Trabajo Social y Servicios Sociales), MAR VENEGAS MEDINA (Dpto. de Sociología), UNIVERSIDAD DE GRANADA, escriben el siguiente texto en un artículo de opinión en el Diario El Ideal, el 18 de junio de 2021.
«La Educación Infantil (0-6 años) es una estrategia central en la lucha contra la desigualdad, la vulnerabilidad y la exclusión social desde la infancia, pero también para la inversión en capital humano.
La desigualdad, en sus diferentes dimensiones, atraviesa nuestro mundo globalizado y anida en las propias democracias europeas, por lo que se está convirtiendo en la preocupación central dela vida ciudadana. Más allá de publicaciones realizadas por el economista de moda, el mediático francés Thomas Pikeny o las declaraciones de célebres premios Nobel de Economía y premios Principe/Princesa de Asturias de Ciencias Sociales o de Comunicación y Humanidades, en las dos últimas décadas, la discusión ha saltado con fuerza de nuevo a la palestra, Desigualdad económica, desigualdad de oportunidades, desigualdad de género, por origen étnico, religión, edad, desigualdad territorial, de acceso a un medio ambiente limpio, y un largo etcétera, son ejemplos de desigualdad que irrumpen, cada vez con más frecuencia, en los debates de organismos internacionales (ONU y sus agencias especializadas: FAO, OMS, OIT, FMI, Banco Mundial…) instituciones de la Unión Europea, foros del poder económico y político mundial (Foro Económico Mundial Davos), grandes medios de comunicación, y foros mundiales ciudadanos (Foro Social Mundial), entre otros.
Son múltiples los enfoques del estudio científico de las desigualdades, y heterogéneas las posiciones ideológicas de acercamiento a la cuestión. Como dispares son las soluciones que se ofrecen a la flagrante problemática que paraliza las sociedades y obstaculiza el desarrollo de nuestras democracias. Podemos, no obstante, identificar determinados acuerdos.Nos referimos aquí a uno: la importancia de la protección y la igualdad de oportunidades en educación durante la primera infancia para paliar los desastrosos efectos de la desigualdad social. Así lo señalaban Gosta Esping-Andersen y Bruno Palier en su libro «Los tres grandes retos del Estado del Bienestar» ya en 2008.
La Educación Infantil (0-6 años) es una estrategia central en la lucha contra la desigualdad, la vulnerabilidad y la exclusión social desde la infancia, pero también para la «inversión en capital humao», del que dependerá el desarrollo armónico y sostenible del conjunto de nuestras formaciones sociales, Una estrategia que desborda lo que es la institución escolar, fundiendo esta con el trabajo comunitario de los cuidados: familia, vecindario solidario organizado, profesionales de la intervención educativa y social, y dela atención primaria y comunitaria. Todos los servicios públicos que confluyen en el barrio, en el municipio, en el espacio local están llamados a construirla tupida red de estimulación, educación y protección de la infancia. Su capacidad preventiva dura toda la vida y su impacto es clave en el desarrollo de una sociedad democrática, de personas libres, iguales y solidarias.
Todo esto lo sabemos, lo estudiamos, lo investigamos y lo enseñamos. Y todo esto está ya presente, no solo en potencía sino en acto, en la ciudad de Granada. Pero, al parecer, Granada, su ciudadanía y sorprendentemente, su Ayuntamiento, lo desconocen.
La ciudad de Granada ha sido pionera en España en Educación Infantil. A finales de los 70 -inicio de los 80- surgen innovadoras prácticas pedagógicas que, haciéndose eco de nuevos modelos pedagógicos y experiencias internacionales más avanzadas, aportaron una gran creatividad en España en los primeros años de la democracia, respondiendo a su vez a las presiones de un activo movimiento feminista en la lucha por la igualdad, que exigía una salida de las mujeres al mercado laboral con garantía de cuidados infantiles de calidad y coeducación de niños y niñas desde la primera infancia. Como resultado de estas circunstancias se consolidó una etapa psico-educativa con fines propios, alejada del mero concepto asistencial de «guardería» y atendida por profesionales de la educación con la debida especialización.
La transición política renovó, modernizó y, por fin, democratizó nuestros ayuntamientos, y algunos, como el de Granada, asumieron poner orden en un sector desordenado y poco regulado, distribuido entre centros preescolares públicos y privados y guarderías, principalmente privadas, dando un increíble salto cualitativo a estas decisivas etapas de Educación Infantil de 0-6 años. En 1980, a los dos años de la Constitución Española, fue creado el Patronato Municipal de Escuelas Infantiles de Granada, situándose esta ciudad a la vanguardia nacional del modelo de educación infantil 0-6, gracias a un gran movimiento ciudadano y de profesionales que hizo posible una educación infantil pública de calidad, sirviendo de ejemplo y ofreciendo experiencia para todo lo que a continuación vino del Parlamento y del Gobierno de España y después de las trasferencias de competencias en materia de Educación, a la comunidades autónomas. Porque el patronato no solo fue prestando servicio educativo a familias granadinas, a niñas y niños que se escolarizaban en las escuelas Arlequín, Luna, Belén o Duende, sino que, a través de la investigación, las publicaciones científicas y la innovación, en contacto directo con la Universidad de Granada, han ido transfiriendo conocimiento al conjunto del sistema educativo y a la sociedad y la ciudadania en general.
El historial del Patronato Municipal, después constituido en Fundación Granada Educa, se concreta en logros educativos y sociales conocidos por toda la comunidad científica y profesional, reconocidos y altamente valorados internacionalmente: unas escuelas infantiles participativas, innovadoras, que involucran estrechamente a familia, infancia y profesionales en continua actualización profesional, que han garantizado una coeducación no segregadora, interclasista, multiétnica, intercultural, centradas en el desarrollo cognitivo, emocional y social de los niños y niñas, ofreciéndoles una educación integral y preventiva de toda desigualdad y discriminación. Extrañamente, en la difícil coyuntura actual, es la misma corporación municipal, que debería velar con toda su atención por el mantenimiento y mejora de este pilar de la sociedad granadina, ahora, anda poniendo trabas y cuestionando, sin un debate público y sin ninguna justificación educativa, tan valioso logro. Queremos aquí llamar la atención tanto a Granada y su Ayuntamiento, como a nuestra comunidad universitaria para que sepamos valorar lo que tenemos, lo que ha costado 40 años construir.
Que no se incremente, con esta ocasión, la justa fama de los versos de Francisco de Icaza ‘Dale limosna, mujer…’, que ya nos vale.»